Lazarus fue derrotado en las profundidades bajo Tristram y Aidan enfrentó a Diablo. El demonio había poseído el cuerpo de Albrecht, transformándole en una monstruosidad. Aidan acabó con la manifestación física de Diablo… mas no pudo destruir la Piedra Esencial Carmesí. Temiendo que Diablo quedaría libre para corromper a más inocentes, Aidan decidió contener al demonio clavando la piedra en su propia frente.

Fatigado, Aidan regresó a Tristram, pero la celebración no calmó a la oscura esencia que plagaba su mente. El príncipe se dirigió al este en busca de respuestas… y salvación.

Nihlathak, el único Anciano sobreviviente, dudó de la efectividad del hechizo e hizo un trato con el Señor de la Destrucción.

En el interior, los héroes enfrentaron al Señor de la Destrucción y lo derrotaron tras una feroz batalla. Aunque Baal sucumbió ante acero y hechizos, logró corromper la Piedra Ecuménica, acto que provocaría caos en todo Santuario.

El arcángel Tyrael actuó de modo decisivo para salvar a la humanidad. Lanzó a El’druin, su espada angelical, al centro de la Piedra Ecuménica para destruir el artefacto que creó Santuario. Las tierras aledañas, incluyendo los asentamientos bárbaros, fueron aniquiladas por la terrible explosión y el mundo mortal quedó expuesto ante los Cielos y los Infiernos.

Con la destrucción de la Piedra Ecuménica, el rol de Santuario en el Conflicto Eterno cambió para siempre. La gente olvidó los horrores previos casi por completo y el poblado de Nueva Tristram prosperó cerca de la otrora morada subterránea de Diablo.

Sin embargo, Deckard Cain no olvidó nada. Llevó a Leah, su sobrina adoptada, a Nueva Tristram y siguió estudiando el mal que surgió de la catedral. Él sabía que la perdición descendería sobre Santuario una vez más. Pero, durante 20 años de seguridad relativa, fue fácil ignorar sus advertencias… hasta que una estrella cayó de los cielos.

Dicha estrella chocó contra la vieja catedral de Tristram, lo que causó que Cain cayera en un cráter y que Leah saliera en busca de ayuda.

Historias de la estrella caída atrajeron a héroes de
todo Santuario:

Un Bárbaro que sobrevivió la destrucción de Arreat;
Una Cazadora de Demonios impulsada por la venganza;
Un Monje de los monasterios de Ivgorod;
Un Santero de los umbaru y
Una Arcanista de la nación isleña de Xiansai.

Cada uno de estos individuos demostró habilidades sin igual, reminiscentes de los nefalem nacidos de la unión de ángeles y demonios hace mucho tiempo.

Los héroes respondieron a la súplicas de Leah y rescataron a Cain —quien aún vivía— de las garras de abominaciones esqueléticas reanimadas por la energía de la estrella caída. Al investigar el cráter descubrieron que la estrella era un hombre, quien no recordaba nada de su llegada a Santuario.

Había pocas pistas en relación con la identidad del extraño: un portento alarmante del que apenas se acordaba (aunque sabía que era importante) y su espada, que se fragmentó al chocar contra Santuario.

Después de dos décadas a la espera de nuevos horrores en Santuario, Cain dilucidó que el hombre era la clave para entender la oscuridad venidera y dio a los nefalem la tarea de recuperar las piezas de la espada.

Hace varios años, el conflicto con las fuerzas del mal obligó a Adria a desaparecer, abandonando a Leah. Ambas mujeres estaban agradecidas por la reunión, pero Adria pronto reveló la razón de su presencia en Caldeum. Los esbirros de Belial la capturaron para obtener la Piedra Esencial Negra, un artefacto capaz de encerrar las almas de los Males Superiores y Menores, así como desterrarles de Santuario.

El artífice de la Piedra Esencial Negra, un traidor Horadrim conocido como Zoltun Kall, era el único que conocía su ubicación y llevaba muerto varios siglos. Con la magia de Leah, los héroes invocaron una sombra del mago enloquecido e hicieron un trato: Kall les revelaría el camino a sus archivos y a la piedra esencial que residía ahí… a cambio de su resurrección.

Al ser resucitado en el corazón de su guarida, Kall materializó la Piedra Esencial Negra, pero se sorprendió al encontrar las almas de cinco de los siete Males dentro del cristal. En el transcurso de veinte años, Adria marcó las esencias de los cinco señores demoníacos para encerrarles en la piedra.

Sospechando de la bruja y de sus intenciones, Kall ofreció un trato a los nefalem: ayudarles a derrocar a los Cielos y a los Infiernos para después reinar sobre Santuario. Los héroes rechazaron la propuesta y tuvieron que lidiar con la magia prohibida de Kall.

Para cuando los héroes llegaron, el Torreón del Baluarte, edificado cerca del Monte Arreat para “contener a los bárbaros”, estaba a punto de caer ante los ejércitos de Azmodán. Aunque los nefalem frustraron los intentos del Señor del Pecado de hender las murallas con bestias de asedio demoníacas, grupos de demonios lograron infiltrarse y matar a muchos refugiados, además de diezmar a los atribulados defensores de la humanidad.

Los héroes victoriosos regresaron a una cruenta escena en los parapetos del Torreón. Tyrael estaba atado con cadenas arcanas y la sangre y los cadáveres de los guardias muertos formaban un círculo ritual en torno a Leah. Cuando Adria clavó la Piedra Esencial Negra en la carne de su hija, reveló una terrible verdad: ella servía a Diablo y Leah —progenie de Aidan— era el vehículo de su amo. La bruja traería de vuelta al Señor del Terror.

La imponente presencia de Diablo subsumió al instante el cuerpo y la mente de Leah, transformándola por completo. Triunfante ante el regreso de su amo, Adria huyó, dejando a Tyrael y a los nefalem horrorizados por la traición.

Con la Piedra Esencial Negra en su poder, Diablo devoró las almas de Mefisto, Baal y los cuatro Males Menores, absorbiendo así el poder y la malicia de todos los señores de los Infiernos Ardientes.

Diablo abrió un portal hacia las Puertas Diamantinas de los Altos Cielos para cumplir sus mayores deseos: erradicar el reino de sus enemigos y regir sobre toda la creación como el Mal Supremo.

Diablo llegó a las Puertas Diamantinas ataviado en el cuerpo de Leah. Sin embargo, Imperius —arcángel del Valor y comandante de las fuerzas celestiales— vio más allá de la ilusión de su antiguo enemigo e incineró el falso rostro del demonio.

Después de que su forma verdadera fue revelada, los rivales lucharon hasta que Diablo derrotó a Imperius e hizo añicos las Puertas Diamantinas. Aunque las fuerzas infernales asediaron los Cielos en varias ocasiones, jamás lograron penetrar las puertas; hasta el día de hoy.

Al caer las Puertas Diamantinas, los miembros restantes del Consejo de Angiris —líderes de los Cielos— se dispersaron de inmediato.

Apresurándose a detener el saqueo de los Cielos, Tyrael y los nefalem siguieron a Diablo a través del portal. Ahí encontraron a Imperius, herido y derrotado, quien los culpó del ascenso del Mal Supremo y la ruina de los Altos Cielos.

Diablo profanó los Cielos de manera implacable. Legiones de los demonios más poderosos y codiciosos surgieron de Grietas Infernales. Ángeles fueron convertidos en demonios y la desesperación oprimió a las legiones celestiales.

Impertérritos, los nefalem se abrieron paso por los Cielos Superiores para obtener la ayuda de Iterael, arcángel del Destino, y rescatar a Auriel, arcángel de la Esperanza, antes de enfrentar a Diablo en el súmmum del Arco Cristalino; fuente del poder de los Cielos y artefacto vital para los ángeles.

Después de que Diablo fue derrotado y encerrado en la Piedra Esencial Negra, el Concilio de Angiris decidió conservar el artefacto en el corazón de los Cielos Superiores. Sin embargo, Tyrael dudaba de la efectividad de dicha solución. Así, decidió reclutar a los humanos más poderosos de Santuario, y les nombró los Nuevos Horadrim: los primeros con tal título desde la muerte de Cain. Con ayuda de sus nuevos aliados, Tyrael sustrajo la Piedra Esencial Negra para ocultarla bajo las ruinas de la ciudad de Corvus.

Mientras tanto, una presencia antigua contemplaba la misión de Tyrael. A Maltael, otrora el Arcángel de la Sabiduría, le atormentaban los misterios de la creación. Éste abandonó a sus hermanos y, debido a su obsesiva búsqueda para entender la naturaleza de las almas, se convirtió en el Aspecto de la Muerte.

Cuando los nefalem vencieron al Mal Supremo, Maltael decidió exterminar a todo ser de linaje demoníaco —incluyendo a la humanidad— para acabar con el Conflicto Eterno. Maltael atacó a los Nuevos Horadrim y se apoderó de la Piedra Esencial Negra. Su ejército de segadores, terribles huestes de ángeles y no muertos, se dio a la tarea de masacrar a los pobladores de La Marca del Oeste para obtener gran cantidad del almas. Con cada alma humana recolectada, el poder del Ángel de la Muerte crecía.

Maltael trasladó la Piedra Esencial Negra a otro plano: la Fortaleza del Pandemonio, el frente de guerra del Conflicto Eterno. Aquí, Maltael usaría la Piedra Esencial con el propósito de consumir toda esencia demoníaca en Santuario.